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Con un golazo de tiro libre, Di María saldó su cuenta pendiente en el clásico rosarino

En su tercer partido ante Newell's, el campeón del mundo consiguió su primera victoria gracias a una pincelada suya a falta de diez minutos para el final del partido.

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Por Rodrigo Mendoza
Di María
Di María fue el héroe de Rosario Central en el clásico ante Newell's. (Foto Baires)

Antes de su tan ansiado regreso, Ángel Di María había disputado dos clásicos frente a Newell's en los que no pudo conseguir la victoria. Hoy 18, años más tarde, saldó su cuenta pendiente: no sólo consiguió su primera victoria ante su eterno rival, sino que marcó de tiro libre el único tanto del partido

El primer derbi el rosarino lo jugó hace mas de 19 años, cuando el 2 de abril de 2006 los auriazules, comandados por Leonardo Astrada, igualaron 0 a 0 en el Gigante de Arroyito. En ese compromiso, Fideo ingresó en el segundo tiempo por Eduardo Coudet a falta de media hora para el final del partido.

El segundo antecedente se produjo el 6 de mayo de 2007 y fue un trago amargo para el campeón del mundo, ya que los Canallas cayeron por 1 a 0 en el Coloso del Parque Independencia.  Esa tarde, los conducidos por Carlos Ischia -el hombre que le encontró el lugar en la cancha a Fideo-, tuvieron un penal a su favor y Justo Villar se lo atajó al Kily González. El dato particular es que en ese cruce, Di María compartió el ataque con el actual presidente de Rosario Central, Gonzalo Belloso.

La tercera fue la vencida para el Fideo. En un partido en el que pasó poco, el exfutbolista de la Selección Argentina convirtió un golazo de tiro libre a los 35 minutos del segundo tiempo que le dio una nueva victoria al Canalla frente a su clásico rival, la primera con Di María en sus filas.

El golazo de tiro libre de Ángel Di María para Rosario Central ante Newell's (1-0)

El golazo de tiro libre de Ángel Di María para Rosario Central ante Newell's (1-0)

En este clásico, Di María logró un inédito récord en el fútbol argentino: se convirtió en el primer campeón del mundo en disputar el clásico rosarino. En la salida de los equipos no pudo ocultar su emoción y sus ojos se llenaron de lágrimas ante el gran recibimiento de los hinchas del Canalla.

Tras su golazo, fue sustituido por Gaspar Duarte y todo el Gigante de Arroyito se fundió en una ovación para el hijo pródigo de la institución. "El destino es así. La vida me llevó por mucho lados y me trajo acá, que acá soy feliz", declaró el Fideo, que jugó una infinidad de clásicos a lo largo de su carrera, pero sin dudas este fue el más especial.

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